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viernes, 13 de febrero de 2009

Ciencia y Tecnología. La ciencia-ficcion y la ciencia

Por: Avatar Gs21 - > Te invito a visitar mi blog y conoce mas acerca de este genero
Hacia finales de los años 50 del pasado siglo 20 el editor de una revista de ciencia ficción llamada Astennding (muy famosa para esa época) descubrió que en un pueblo lejano de Alabama conocido como Huntsville se estaba produciendo un gran número de ventas de ejemplares.
Intrigado, indagó y descubrió que en ese lugar se encontraba la residencia del equipo de científicos alemanes Redstone, cuya cabeza visible era Wernher von Braun, el creador de la bomba volante V-2, anteriormente rescatados por los aliados y acomodados en Huntsville.
Todos ellos eran fanáticos de la ciencia ficción. Esta historia nos muestra la estrecha relación que hay entre la ciencia y la ciencia ficción.
AUTORES DEL GÉNERO
La ciencia ficción ha tenido autores de antecedentes muy remotos, pero hablemos de tiempos más recientes, partiendo del gran maestro del género quien es sin lugar a dudas el escritor francés Julio Verne (Jules Verne) del siglo 19. El tipo era un consumado lector de las revistas de divulgación científica de su época.
Abordó temas sobre geología y espeleología en Viaje al centro de la tierra (1864), sobre viaje espacial en De la tierra a la luna (1865), donde describió un cohete espacial con increíble precisión y una fascinante narración sobre las maravillas de las profundidades oceánicas en Veinte mil leguas de viaje submarino (1870).
Otro autor de lengua inglesa que comparte con don Julio Verne una distinción de máximo creador del género fue H. G. Wells. Mostraba una gran preocupación en las consecuencias sociales de la tecnología y era más interesado por la biología y la evolución de las especies que por las ciencias físicas. En sus escritos conjuntaba ironía y realismo llegando a escribir numerosas novelas de carácter científico. Pero su fama se alzó con rapidez tras publicar La maquina del tiempo (1895), y las novelas La isla del doctor Moreau, El hombre invisible, La guerra de los mundos y El primer hombre en la luna.
Para el recién pasado siglo 20, sobresalieron otros importantes autores, como es el caso del Inglés Arthur C. Clarke del que hablaremos especialmente en futuros artículos. En cuanto a obras del género que destacaron está la de un mundo feliz (1932) del inglés Aldous Huxley, Un mundo feliz trata de una visión deshumanizada asfixiante y utópica del futuro. Novela que se convirtió en un clásico del género de la ciencia ficción, asi como también la obra de George Owell, 1984, escrita en 1949 que también ofrece una descripción aterradora de una sociedad sometida a la tiranía de la ciencia y la política.
Por lo que se puede notar aquí tales obras reflejan la preocupación de lo que conllevaría el avance de la ciencia y la tecnología en el futuro con repercusiones sociales. Esto debido a los acontecimientos que se estaban presentando en ese tiempo como fue el caso de la explosión de la bomba atómica sobre Hiroshima en 1945 y el periodo posterior a la Guerra fría. Se estaban introduciendo entonces en la literatura de la ciencia ficción preocupaciones de índole político, donde los autores actuales son menos optimistas y vaticinan un futuro difícil y catastrófico en cuyas obras han representado a ciudades desoladas por bombas de neutrones. Pero bueno no te asustes, lo positivo de esto es que la ciencia ficción en esta parte que trata nos advierte sobre los posibles cambios que sufriríamos como sociedad y que debemos afrontar.
Regresando a los autores mas relevantes después de la posguerra, destacan Isaac Asimov un sabio y prolífico divulgador científico, como también otro estadounidense Ray Bradbury. Existen otros más que saldrán a relucir en futuros artículos.
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sábado, 7 de febrero de 2009

Ciencia y Tecnología. Las 10 especies que podría resucitar la ciencia

Por: Gabnov - intheplanetearth
Se imagina un safari fotográfico para ver mamuts, gliptodontes, tigres de dientes de sable o moas, mientras un neandertal caza su cena?
Parece ciencia-ficción, pero la recuperación de ADN antiguo, y la reciente secuenciación del genoma completo de un mamut, ha puesto sobre la mesa unas posibilidades que hoy no son reales, pero que no se pueden descartar para el futuro.
Fue en noviembre pasado cuando se dio a conocer la recuperación del ADN nuclear de un mamut, extinguido hace 3.500 años. Había sido recuperado de un fósil congelado en Siberia. Los científicos son conscientes de que es imposible crear vida cuando lo que se tiene del genoma está en un archivo informático, pero no se puede asegurar que dentro de unos años, con alguna técnica nueva, no se pueda conseguir.
Lo que es evidente es que no todas las especies extinguidas se podrán recuperar. Un hipotético Parque Jurásico de dinosaurios no será posible porque el ADN no puede preservarse más de un millón de años. De hecho, las secuencias localizadas son muy escasas y en la mayoría de los casos, además, están contaminadas con material genético de otros seres vivos. La revista New Scientist ha seleccionado 10 especies que podrían ser candidatas a revivir en la Tierra porque parte de su ADN ya ha sido secuenciado.
Una decena de ‘milagros’
1. Neandertal. Estos parientes humanos desaparecieron de la Tierra hace 25.000 años y la secuenciación completa de su genoma es una de las noticias más esperadas para este año. Svante Pääbo, uno de los responsables del proyecto internacional, considera «ridícula» la idea de poder resucitar a los neandertales, en cuyo hipotético caso sería una mujer actual la candidata idónea para ser la madre sustituta. De hecho, no se descarta que alguna vez ambas especies se cruzaran, aunque sus descendientes no han dejado huella genética en nuestro ADN. En todo caso, el objetivo de este proyecto, recalca Pääbo, es profundizar en las diferencias y semejanzas que tuvieron con nosotros.
2. Tigre de diente de sable. El Smilodon fatalis fue el felino más grande de todos los tiempos. Desapareció hace 11.000 años, al final del Pleistoceno; se cree que debido al cambio climático, aunque la puntilla se la habrían dado los humanos. Los ejemplares mejor conservados se han encontrado en La Brea, en Los Angeles, en unos agujeros de alquitrán de los que no ha sido fácil extraer el ADN. De momento hay muy poco recuperado, pero algunos expertos confían en obtener su genoma. En ese caso, una leona podría ser la donante del óvulo y su madre sustituta.

3. Oso de cara corta. Los Arctodus simus fueron los mayores carnívoros terrestres de la Edad de Hielo. También desaparecieron hace 11.000 años, en la última gran extinción. Ya se ha recuperado parte de su ADN y se sabe que hay ejemplares congelados en Siberia, por lo que se confía en conseguir más material. Sus parientes más cercanos son osos de América del Sur, aunque son mucho más pequeños.
4. Tigre de Tasmania. El último Thylacinus cynocephalus, un lobo marsupial, murió en un zoo en 1936. Afortunadamente se guardaron sus tejidos, lo que ha permitido recuperar su ADN. En 2008, científicos de Australia y EEUU insertaron parte de este material genético en un ratón, dentro de un experimento para ver si se activaba algún gen, como así ocurrió. Con esta especie, una hembra del diablo de Tasmania bien podría ejercer de madre de una cría. Ayer se supo, con el estudio de ADN de pelos de varios ejemplares, que su diversidad genética era muy escasa, lo que pudo precipitar su extinción.
5. Gliptodonte. Como el oso y el tigre, el gliptodonte dejó de pasear su inmenso caparazón, (media cerca de tres metros) por América del Sur hace 11.000 años. De momento no se han encontrado ejemplares congelados ni en cuevas, por lo que no se tiene el suficiente ADN de la especie. Pero los expertos no pierden la esperanza. Aún así, resucitarla no sería fácil porque la especie más parecida genéticamente es el armadillo gigante, más pequeño.
6. Rinoceronte lanudo. Fue una especie de espeso pelo lanudo que durante el Pleistoceno habitó las frías estepas de Eurasia y dejó de existir hace unos 8.000 años. Como vivió en Siberia, hay muchos rinocerontes lanudos (Coelodonta antiquitatis) congelados de los que se puede extraer ADN.
7. Dodo. Fue un ave no voladora cuya distribución estaba restringida a las Islas Mauricio, en el océano Índico. Desapareció a finales del siglo XVII debido a la caza y el saqueo de sus nidos por parte de los navegantes. Es un ejemplo ampliamente utilizado en la literatura biológica sobre la pérdida de especies causada sin ningún género de dudas por el hombre. Hace seis años, genetistas de Oxford secuenciaron fragmentos de ADN mitocondrial del ejemplar disecado y conservado en un museo. Beth Shapiro, autor de este trabajo, sigue buscando más material genético del dodo, que quizás podría resucitar con ayuda de las palomas.
8. Perezoso gigante. Hace 8.000 años aproximadamente que dejó de existir este mamífero de cuatro toneladas de peso, conocido como Megaterio y que habitó en América hasta el final de la última glaciación. En los últimos años, los científicos han logrado recuperar bastante ADN de los pelos y de estiércol fosilizado desde hace 30.000 años. Hendrik Poinar, de Canadá, está convencido de que se conseguirá su genoma. El problema es que su pariente más cercano, el perezoso arborícola, es un enano a su lado.
9. Moa. Los dinornítidos o moas eran aves no voladoras que vivían en Nueva Zelanda. Entre el año 900 y el 1400 se extinguieron por la caza intensiva de los maoríes. Es otro caso bien documentado de extinciones por causa humana. El gigantesco pájaro no sobrevivió a la llegada de los primeros pobladores humanos. La buena noticia es que se ha encontrado mucho ADN de huesos y huevos bien conservados en cuevas, lo que permitirá revelar su genoma. Claro que las moas pesaban 250 kilos y medían hasta tres metros. La única especie similar son los avestruces.
10. Alce irlandés. Este ciervo gigante vivió hasta hace 7.700 años en Eurasia. Desde el final de las glaciaciones su número disminuyó y dejaron de verse sus cuernos de cuatro metros. Lograr ADN suficiente para reconstruir su genoma no sería difícil, pero sí resucitarlo porque su pariente cercano, el ciervo, es muy pequeño.
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